La Operación Fauces
Obertura
Con la alianza tensando a su enemigo y este resistiéndose con firmeza, se creía con certeza que la guerra duraría más tiempo, esto era incierto de todos modos. Ambos lados buscaban la manera de herir a su enemigo de tal forma que no le quede más opción que ceder, las grandes operaciones se empezaron a planificar, con el costo de que tomaban bastante tiempo, y en la guerra, tiempo perdido son vidas perdidas.
21 de abril de 1911
La posición que asumió parte del ejército imperial en Karsak creaba un excelente intermediario para la comunicación entre las divisiones de Kruzia oriental con las del Barako-tieg y viceversa. Al ser un frente demasiado amplio era común esperar una guerra de desgaste, pero, contando con el factor de una excelente coordinación entre las filas krimenias, la oportunidad de realizar una ofensiva a gran escala estaba presente.
La situación era analizada por los principales comandantes del frente oriental; se consideraban elementos como el terreno, el clima, los números del enemigo, la disponibilidad de tropas, la cantidad de suministros, la moral, entre otros.
Todo apuntaba hacia un hipotético plan de cuatro fases que involucraban principalmente a las divisiones en el flanco izquierdo, en Kruzia, y el flanco derecho, en el Barako-tieg, en el que estos avanzarían en forma de curva hacia un punto en la región suroeste de la provincia vladia de Ozardyan, formando un círculo que rodea a las tropas enemigas y dejándolas acorraladas.
El desplazamiento de las tropas involucraría grandes obstáculos, como la de cruzar extensos territorios sin la compañía de artillería pesada, ya que el transporte de la misma retrasaría el paso, las fuerzas de avance se compondrían esencialmente de infantería ligera y carros de combate.
Otro hecho sería la predecible resistencia enemiga, la cual será contrarrestada con fuertes ataques desde las posiciones iniciales, el ejército enemigo en retirada será empujado hacia la trampa, formando así el círculo planeado.
El objetivo primordial de esta operación es la de eliminar a todas las tropas enemigas en primera línea, es decir, a los ejércitos que ocupan las provincias occidentales vladias, comprometiendo así las fronteras del estado principal. Este duro golpe no acabará con el enemigo por sí solo, sino que influirá significativamente con la inestabilidad interna que sufre desde hace tiempo, sería como mover la pieza inicial de una fila de dominos.
- Lo que sea que estén planeando no dejaremos que ocurra, no pasarán de aquí.
Completa.
Un oficial de acerca a él.
- Señor, ya tenemos el cargamento de municiones en la estación, están a la espera de ser descargados.
- Necesitamos esas municiones lo antes posible, bajen todo el cargamento, que no quede nada.
- Estamos muy cortos de personal, tendremos que pedírselo al pelotón de seguridad, son los únicos que no están combatiendo en estos momentos.
- Adelante...
Contesta Mikhailov, y al dar la vuelta lo detiene un breve presentimiento. Mientras el oficial iba de salida, el comandante lo sobrepasa y llega antes a la puerta para encontrarse con dos guardias en el pasillo.
El hombre les pregunta con curiosidad.
- ¿Alguno de ustedes vió a la Sargento Antonova?
- Estaba aquí hace un momento, Señor, pero se retiró hace unos minutos.
Contesta uno de ellos.
- ¿Dijo a dónde iba?
- No, Señor, tomó su arma y se fue.
- Llevaba bastante rato pensando en esa esquina.
Complementa el segundo.
El Teniente Coronel Ivanov observa a Mikhailov como si predigera sus acciones, y termina viéndolo marcharse con prisa.
Este lo sigue e intenta hacerlo entrar en razón.
- Señor, con todo respeto-...
Una explosión que estremece levemente el edificio lo interrumpe, y al terminar esta, reitera su objeción.
- Con todo respeto no es algo a lo que deba darle tanta atención, es un soldado como cualquier otro, ¡haciendo lo que cualquier otro haría! No entiendo para nada su actuar...
El comandante detiene su paso para pensar la situación. Con una voz que demostraba confusión, expresa.
- En este momento no es la lógica lo que promueve mis acciones, y soy totalmente consciente de ello...
Un relativo silencio acompañado de explosiones del exterior divide a ambos soldados. Ivanov mira con extrañeza a su comandante, no es el mismo hombre que había conocido antes.
Mikhailov observa por la ventana, y entre el exaltado grupo de diferentes soldados en tierra, distingue una silueta alejándose, con un arma a sus espaldas y dirigiéndose al acceso principal de las instalaciones, camino al frente de batalla. En donde la luz ciega todo razonamiento y solo enseña lo que es conocido, es donde su prueba inicia, en donde el fuego amenaza lo que el ve y no es.
Instantáneamente reacciona y desciende hasta la salida del edificio, con el oficial aun detrás suyo.
- ¡SEÑOR!
Corriendo como si el tiempo empujara sus pasos a contracorriente, dirige su atención a la lejana chica, cruzando el acceso, en donde se concentra toda la presión.
En el exterior de los muros de las instalaciones, se encuentran una red de trincheras en donde están apostadas todas las principales defensas, Alisa llega hasta el lugar con la esperanza de poder brindar un servicio que signifique algo realmente, aportar su apoyo al cambio, y honrar su oficio, hacer lo que un ciudadano debe hacer cuando su patria se encuentra en peligro, defender todo lo que signifique algo para ella.
- ¡LOS KRIMENIOS HAN DESTRUIDO MAS DE LA MITAD DE NUESTROS CAÑONES! ¡SÓLO ES CUESTIÓN DE TIEMPO PARA QUE EMPIECEN A AVANZAR!
Informa un soldado a su superior en las trincheras.
- ¡Y SUS BOMBARDEOS AÚN SON CONSTANTES! ¡NO PERMITAN QUE SE ACERQUEN HASTA AQUÍ! ¡SI ASOMAN LA CABEZA DESDE SUS TRINCHERAS VUELENSELA, PERO NO PERMITAN QUE AVANCEN!
- SÍ, SEÑOR.
Mientras más se acercaba al límite, mas estruendosas eran las explosiones, la artillería krimenia atacaba con toda su furia a las debilitadas defensas vladias. Finalmente llega a la primera línea, desde donde es visible la posición enemiga. Toma aire y prepara su arma, apunta e intenta encontrar un blanco potencial, pero la cantidad de polvo levantado por las explosiones lo dificulta por completo.
- Es lo que debo hacer.
Susurra.
Repentinamente y de manera inesperada, es tomada del brazo por su comandante y suelta el rifle que cae al suelo.
- ¿¡QUE DEMONIOS CREE QUE HACE!?
Una explosión bastante cercana empuja a ambos y caen. La chica observa con frustración al comandante, y exclama con amargura.
- ¿¡QUE ACASO NO ENTIENDE!? ¡PUEDO HACER FRENTE AL ENEMIGO, SIN IMPORTAR LO QUE USTED DIGA! ¡YO MISMA ABATIRÉ A TODOS Y CADA UNO DE LOS QUE SE ME ATRAVIESEN, TAL Y COMO LO HARÍA MI PADRE!
Aún con el estruendoso ambiente, Mikhailov contesta desde el suelo.
- ¡NO DIGA TONTERÍAS, SU POSICIÓN NO ES AQUÍ! ¡SI QUIERE HONRAR SU TRABAJO CUMPLA CON ÉL COMO SE DEBE!.... USTED... ¡USTED NO TIENE POR QUÉ TOMAR EL MISMO RUMBO QUE SU PADRE! ¡LO QUE ÉL HUBIERA QUERIDO ES QUE PERMANEZCA A SALVO! ¡ES USTED LA QUE NO ENTIENDE!
Con un eco de epifanía, las palabras del hombre atraviesan el corazón de la jóven, quién desciende la mirada, para quebrar su voz en una pobre respuesta.
- Yo... Yo solo quería...
Mikhailov se levanta del suelo e intenta darle la mano para resguardarla del lugar. En el momento, se oyen los silbatos de avance del ejército krimenio del otro lado de la zona de bombardeo, sonido que hace reaccionar a Alisa. La ira corrompe totalmente su alma, cegandola con odio y deseos de venganza, a raiz de las emociones que despiertan el doloroso recuerdo de su pérdida, en sus ojos se reflejaba la transformación completa, lo que significaba la permanente desaparición de su inocencia.
En ese insignificante cuarto de segundo, Mikhailov ve desaparecer a la jóven sensible y sencilla que intentaba proteger.
Haciendo uso de la culata del rifle, Alisa golpea a su comandante en el abdomen, provocando que este regrese al suelo.
Con el fuego aún llameando en sus ojos, sale de la trinchera en dirección al enemigo, y de extremo a extremo, sólo puede ver una ola humana de destrucción dirigiéndose hacia ella.
Hoy vengaré tu muerte, padre.
Sonríe con satisfacción anticipada y sed de sangre en su rostro.
Un disparo, que logra dar a uno; otro disparo, que hiere y tumba a otro; el tercer disparo sólo le da al aire, y ella procede a recargar.
Mikhailov se levanta, y teniéndola en frente, grita con todas sus fuerzas.
- ¡¡¡DETENTE!!!
En ese momento, todo lo mortal se vuelve ajeno, y como si nada fuera real, la chica vuelve a tener control de su ser, la panorámica de su alrededor es todo lo opuesto a lo que alguien querría, lo suficiente como para desear ser un niño de vuelta, el frío del temor escala desde sus pies hasta la cabeza, mientras la realidad la golpea en la cara, voltea la mirada hacia lo único que reconoce como seguro para ella misma y observa a Mikhailov, su mirada expresa el miedo en su máximo esplendor, como una niña asustada cerca de las lágrimas, tantas emociones en un sólo rostro, arrepentimiento, horror, vergüenza, miedo, lo suficientemente penetrante como para llegar hasta el hombre.
Ese breve contacto visual y conexión de emociones, es brutalmente finalizado por la explosión de un proyectil de artillería que cae justo al lado de la desafortunada jóven y hace volar por los aires a su comandante, en un crescendo tan alto que estremece hasta al más distraído, en un clímax que anuncia su final ni más ni menos que de manera inesperada.
Todo en una tonalidad oscura indica de manera sutil la verdadera naturaleza de su destino, mientras el choque continúa.
...
Sin ninguna cognición del tiempo, el hombre despierta de su letargo.
Mikhailov abre lentamente sus ojos, sólo para encontrarse en una sala médica, rodeado de incontables heridos, soldados gimiendo de dolor, aferrándose a la vida. Cuando parece recuperar la conciencia, uno de los doctores se acerca con prisa.
- Coronel... ¿Que tal se siente?... ¿Le duele algo?... ¿Puede hablar?
El confundido oficial se toma su tiempo para contestar las preguntas, y lo dejan descansando. Horas después, tras haber recuperado la conciencia por completo, es visitado por el Teniente Coronel Ivanov, quien lo encuentra con el torso, la frente y el brazo izquierdo vendados.
- Es una verdadera fortuna encontrarlo en una pieza, o casi.
- Dos costillas fracturadas, un hombro dislocado, y una jaqueca infernal... Se ve que no le agrado ni a Dios ni a la muerte.
Ivanov ríe levemente por el comentario.
- ¿Cuántos días llevo aquí?
Pregunta Mikhailov.
- Dos días... Estuve comandando a las fuerzas durante su ausencia... No pude hacer mucho.
- Sé que esto no es la base... ¿En dónde estamos?... ¿Que pasó en la batalla?
Ivanov desvía la mirada y contesta avergonzado.
- Perdimos... Los krimenios tomaron la base... Evacuamos a todos los que pudimos, incluso a los heridos... Pero ya nada se pudo hacer... El mando nos ordenó retirarnos, estamos en Ardlev, demasiado lejos del frente actual.
- ¿Ardlev?...
Se toma de la cabeza con dolor.
- Así es... Y según tengo contabilizado, sólo sobrevivió el treinta por ciento... Los demás, están muertos o prisioneros.
Expresa con los brazos cruzados y caminando al rededor de la cama del herido oficial.
- Teniente Coronel... ¿En dónde está?
Ivanov detiene su paso y congela su expresión.
- ¿En dónde está ella?
Reitera Mikhailov.
- ¿Puede moverse?
Pregunta el subordinado, mientras el Coronel se levanta y se coloca la camisa.
- Por supuesto.
- ... Sígame.
Expresa con duda.
Ivanov lo guía hasta una de las tiendas de los heridos, abre las telas y señala una cama del fondo, él permanece en la entrada, y Mikhailov se dirige hasta la cama con una sábana encima.
Con fuertes pulsaciones en su pecho y temblor en su mano derecha, retira la sábana, y encuentra lo que le era anticipado. Su cuerpo calcinado en gran medida y con el rostro apenas reconocible, resultado de su trágico final. La escena horroriza profundamente a Mikhailov, y contiene con fuerza sus emociones, mientras vuelve a tapar el cuerpo. Se inclina hacia adelante mientras exhala intentando asimilarlo. Vuelve a erguirse, y con su mano derecha toca la frente de la chica cubierta por las sábanas en forma de despedida.
Saliendo de la tienda se detiene a un lado de Ivanov sin mirarlo, mientras este, recostado por un poste, declara.
- Su muerte fue de lo mas estupido, ni siquiera quienes se encontraban en primera línea expondrían tan inconscientemente sus vidas... Su comportamiento desde el principio no fue la de un soldado ideal.
- Sí, lo sé.
Contesta sin entusiasmo.
- Usted tampoco lo fue... Su comportamiento, y su inadecuado trato hacia ella no cuadran con un oficial de su posición... No importa lo que tenga que decir, tendré que reportar sus últimas acciones.
- ... Esperaba que lo hicieras.
Responde y se retira.
No sé que responder, no sé como excusarme, no cargo con ninguna culpa, y aún así, es extraño sentirse adolorido, ya no importa ahora, no debería preocuparme.
24 de mayo de 1911
Guarnición de Ardlev, sala de comandos.
- Desafortunadamente, nuestras fuerzas en Volska han sido derrotadas.
- ¿Como? ¿Toda la fuerza?
- Lo último que quedaba del segundo ejército fue rodeado en Ozlstein y posiblemente abatido por el ejército krimenio, desconocemos si hay o no supervivientes.
- ¿Y que hay de las fuerzas del General Kennenrampf?
- Sufrieron bajas pero lograron huir a tiempo, se encuentran en Ozardyan en este momento.
- Entonces, el General Somarnov y todos sus oficiales ¿han sido capturados?
- Según las últimas transmisiones de radio, el General Somarnov desapareció en medio de la batalla, no hay ninguna noticia de su paradero, y el ejército krimenio no ha pronunciado nada al respecto.
- ¿Que habrá sucedido con el General Somarnov?
...
Durante el fulgor de la batalla, frente a un fracaso inminente y acarreando un enorme orgullo, da pasos certeros hacia ningún lado en específico.
- NECESITO AL GENERAL SOMARNOV, ES URGENTE.
- TAMBIÉN LLEVÁMOS HORAS BUSCÁNDOLO, NO SABEMOS EN DÓNDE ESTÁ.
- ¡AYÚDENME A BUSCARLO!
Lejos de su verdadero lugar, caminando en una pradera silenciosa, atormentado por las futuras opiniones hacia su persona, oye con claridad los resultados de su derrota.
"Es una vergüenza para la nación"
"¿Que pasó con todo su prestigio y talento?"
"Que incompetente"
"¿Como pudo fallar en algo tan importante?"
"El General Kennenrampf tenía razón sobre él"
"¿Tiene algo que decir en su defensa, General?"
Cae de rodillas al suelo con un grito de frustración, mientras una anticipada gota de lluvia moja su frente, y gentilmente caen las demás sin demora alguna.
Su vergüenza era inconmensurable, y su frustración una pesada cruz.
"¿Tiene algo que decir en su defensa, General?"
En su mente, no tenía ninguna respuesta para el Zar. Sabía que su reputación estaría manchada permanentemente, y la desesperación lo asfixiaba sin piedad. Su fracaso condenaría a la nación, era de lo que estaba seguro.
Con un dolor agobiante en su pecho, toma su revólver. Una mezcla de rencor, odio, temor y deshonra se apoderan de él completamente. Coloca el revólver suavemente a un costado de su cabeza. Las lágrimas confundidas con gotas de lluvia recorren su rostro, una expresión de tristeza pura con la mandíbula temblorosa y pesadez en todo su cuerpo. Convencido de la única salida, oprime lentamente del gatillo, dejando que todo el dolor se desvanezca en una fugaz acción, evitando así las consecuencias de todo lo sucedido. En su boca jamás estuvo la palabra "rendición", y la humillación jamás seria parte de él en vida.
...
Nuevamente en el presente.
- ¿Está muerto?
Pregunta Mikhailov con sorpresa.
- Así es, encontraron su cuerpo a las orillas de un riachuelo en las afueras de Ozlstein, se dió un tiro en la cabeza horas antes de que su ejército fuera derrotado por los krimenios.
Declara Ivanov.
- Aún así no puedo creerlo... Todo esto, parece una pesadilla.
Responde el comandante observando su mano.
- Prefirió la muerte a la humillación pública, se ve que tomaba muy enserio su honor como soldado.
Comenta el Teniente Coronel, con la mirada hacia el cielo.
- Todas las tropas en el frente, el primer ejército, el segundo, el tercero, todos, ¿todos fueron eliminados?
Pregunta el joven oficial.
- Aniquilados, capturados, y algunos desertaron, se podría decir que el ejército krimenio tiene el paso totalmente libre, no queda nadie que pueda defender las provincias, un despliegue desde la capital sería inútil, el estado de las tropas es paupérrimo... Sólo quedan algunas fuerzas disponibles, y el alto mando está considerando la reorganización.
Expone el Coronel.
- Ya veo... La situación si que es una auténtica mierda.
- Totalmente.
- ¿Y que hay de nosotros?
- ¿Nosotros?... Hah... Varados en una posición totalmente inútil, no somos los suficientes como ser enviados a Ozardyan a tratar de contener al enemigo, en lo que nos concierne, seguiremos esperando órdenes... Antes pensaba que la estupidez de nuestros superiores nos haría perder la guerra, ahora estoy seguro... Ojalá fuera religioso, así tendría a alguien a quién rezarle en estos momentos.
Ivanov exhala con pesimismo, Mikhailov palmea su espalda en modo de consolación y se retira del lugar.
Quisiera pensar que no es el fin.
21 de abril de 1911
La posición que asumió parte del ejército imperial en Karsak creaba un excelente intermediario para la comunicación entre las divisiones de Kruzia oriental con las del Barako-tieg y viceversa. Al ser un frente demasiado amplio era común esperar una guerra de desgaste, pero, contando con el factor de una excelente coordinación entre las filas krimenias, la oportunidad de realizar una ofensiva a gran escala estaba presente.
La situación era analizada por los principales comandantes del frente oriental; se consideraban elementos como el terreno, el clima, los números del enemigo, la disponibilidad de tropas, la cantidad de suministros, la moral, entre otros.
Todo apuntaba hacia un hipotético plan de cuatro fases que involucraban principalmente a las divisiones en el flanco izquierdo, en Kruzia, y el flanco derecho, en el Barako-tieg, en el que estos avanzarían en forma de curva hacia un punto en la región suroeste de la provincia vladia de Ozardyan, formando un círculo que rodea a las tropas enemigas y dejándolas acorraladas.
El desplazamiento de las tropas involucraría grandes obstáculos, como la de cruzar extensos territorios sin la compañía de artillería pesada, ya que el transporte de la misma retrasaría el paso, las fuerzas de avance se compondrían esencialmente de infantería ligera y carros de combate.
Otro hecho sería la predecible resistencia enemiga, la cual será contrarrestada con fuertes ataques desde las posiciones iniciales, el ejército enemigo en retirada será empujado hacia la trampa, formando así el círculo planeado.
El objetivo primordial de esta operación es la de eliminar a todas las tropas enemigas en primera línea, es decir, a los ejércitos que ocupan las provincias occidentales vladias, comprometiendo así las fronteras del estado principal. Este duro golpe no acabará con el enemigo por sí solo, sino que influirá significativamente con la inestabilidad interna que sufre desde hace tiempo, sería como mover la pieza inicial de una fila de dominos.
Los comandantes de las fuerzas en Kruzia, y artífices de la operación son el general de brigada Johan Der Dragunov y el teniente general Hansen Kaul Herskauff, contando también con la ayuda de los generales Moxmann y Ansan del ejército oriental.
El plan concebido fue bautizado como "Operación Fauces", debido a la naturaleza de aplastar al enemigo desde dos lados como las fauces de un lobo, el impacto que esta operación sugería iba más allá de una victoria militar, contemplaba también una victoria política sobre el Imperio Vlad, demostrando una mejor gestión político-militar en estado de guerra, sin mencionar también el impacto económico, ya no era un secreto el decadente estado del reino eslavo.
Uno de los problemas detectados era la suposición de que fuerzas enemigas en Volska intentarían intervenir en el avance krimenio a través de Altenberg, localidad imperial en Kruzia oriental, impidiendo así cualquier operación que involucre el avance hacia territorio enemigo en el este. Para este predicamento se ha ideado una única solución posible, un confrontamiento directo para evitar a toda costa el fracaso del plan. En el caso de una victoria, las tropas enemigas remanentes se retirarían a su base más cercana en Blyastock, convenientemente en Volska, lugar donde se planea rodearlos para una última batalla, y así el plan de flanquear a los vladios seguirá su curso sin alteración alguna.
El plan era perfecto en la teoría, y para la práctica sólo contarán con una única oportunidad, por lo que todas sus esperanzas estarán puestas en la lógica de su operación.
En cuanto a los vladios, los contados errores del pasado hicieron que su mentalidad se apegara más al realismo, por lo que realizaron notables cambios, entre ellos está el de medir mejor la fuerza de su enemigo, debido a esto, se emplearon en reclutar más soldados para traerlos al frente, sin saber que esto acarrearía más problemas, el uso de las vías férreas se destinaron exclusivamente para el uso militar, es decir; transportar soldados, artillería, municiones, y alimento sólo para los cuarteles, dejando a varios poblados sin posibilidad de recibir comida, y así, nueve de cada diez soldados reclutados estaba en pésimas condiciones físicas, sin contar el analfabetismo, todo esto principalmente en las provincias occidentales y el oeste de Vlad.
Como medida preventiva, y viendo como los krimenios lentamente accedían a Volska, el alto mando vladio decidió reposicionar la Stavka, esta vez en Mirn, una ciudad en la provincia de Ozardyan.
Aún así, el plan principal se mantenía en cuenta, romper el cerco krimenio y avanzar por occidente para capturar Harlum, y de esa manera derrotar al enemigo común de la Entente, pero, ese plan se veía cada vez más difícil, e impensable.
...
La noche se presentaba cálidamente en la capital imperial, la luna posaba su luz sobre todo lo que alcanzaba, y desde el edificio del cuartel general, se presentía gran incertidumbre.
Herzok contemplaba a detalle el informe de la operación en su oficina, cuando Erika se presenta ante él.
- Disculpe, Lord Herzok, sólo quería informarle que ya me retiro, antes de que me valla, ¿se le ofrece algo?
Sin despegar la vista del papel, responde.
- No, gracias Teniente Coronel, puede retirarse.
- Está bien, buenas noches, Lord Herzok, con permiso.
Antes de terminar de abrir la puerta, Herzok la detiene.
- Teniente Coronel...
- Sí, dígame.
Voltea la mirada.
- Si algo saliera mal, en un futuro próximo, ¿Que cree que pasaría?
- ¿A que se refiere? No lo entiendo.
- Hablo de que, actualmente tenemos mucho a nuestro favor, pero, un error en una situación decisiva podría ser el inicio de una catástrofe... Un tropiezo irreversible podría cambiar el pronóstico de lo esperado, pero, ¿en que medida?
Erika exhala, suelta la perilla, y mirando a su jefe le responde.
- Si se refiere a la situación en el este o a la guerra en general, déjeme decirle que mi respuesta es la misma... Somos una nación fuerte, y nuestra fuerza deriva de la unidad, con cada componente realizando su debido trabajo no hay probabilidad de errores, pero, si por azar del destino algo saliera mal, tenga por seguro que hallaremos la forma de adaptarnos y volver a poner la situación a nuestro favor, es lo que hemos estado haciendo desde un principio, asi que no se preocupe, estoy segura de que siempre lo tendremos todo bajo control.
El hombre la mira con atención, y con una leve sonrisa le contesta.
- No es exactamente la respuesta que esperaba, pero admiro su optimismo.
Se levanta del asiento.
- Era más una pequeña duda que una inquietud, estoy totalmente seguro de lo que pasará, aún así, estoy pendiente a los caprichos del destino.
- Ya veo.
- Tenemos al enemigo en donde queremos, a la espera de un golpe mortal, pero... No, las dudas ni siquiera deberían formar parte de nuestras espectativas, todo DEBE salir bien.
Declara en voz baja.
- Venceremos.
Expresa la jóven con una firme seguridad. Herzok no despega su mirada del horizonte.
20 de mayo de 1911
Instalaciones militares vladias en el Barako-tieg.
Mientras la luz abrazaba lentamente cada superficie de lo tangible, la última línea de defensa en el flanco izquierdo cumplía con sus deberes diarios.
En el edificio principal residía el regente de esa fracción de la fuerza imperial, el diligente Coronel Mikhailov, quién diariamente se preocupaba por el estado de las fuerzas a su mando debido a la mala gestión ejercida por los altos mandos del frente, gestión que criticaba severamente sin miramientos. Sin importar cuantas quejas presente al respecto, nada cambiaba, eso solo reafirmaba su punto.
Desde hace ya varios meses, una preocupación totalmente diferente rondaba por la mente del hombre, el cual, paralelamente, empezaba a ser aceptado por este. La jóven suboficial que cumplía funciones bajo su cargo, gradualmente comenzaba a sufrir un cambio de carácter bastante brusco, cualquier otro diría que "maduró", o que el ambiente militar sólo la adaptó, y que esa nueva personalidad era algo que tenía que pasar, pero, a los ojos de Mikhailov, era algo totalmente distinto.
Contrario a la sargento poco instruida, insegura pero concentrada, lo que notaba ahora era un contraste opuesto. Según reportes de sus subordinados, la Sargento Antonova se mostraba agresiva, impaciente, distraída, y con un anormal y seguido mal humor, lo cual rebajaba su reputación en el recinto.
Tras varios meses de ese mismo comportamiento, era tiempo de tomar cartas en el asunto, como cualquier otro comandante haría, la situación debía ser tomada con imparcialidad y justificación.
- Con permiso, señor, ¿me mandó a llamar?
Pregunta accediendo a la oficina.
- Pase, sargento, es muy necesario que escuche lo que tengo que decirle.
Responde acomodando unos papeles. La chica se posa firme frente a él.
- Las reglas militares exigen firmemente un estándar de disciplina, sin importar el rango, el género, ni la situación que se presente, lo más básico y lo primero que le instruyen a un aspirante a soldado es la disciplina, el comportamiento, y usted, sargento ha dejado mucho que desear.
Expresa en tono de reprimenda.
- Señor, yo-...
- Hay demasiadas quejas en su contra, y no sólo de sus subordinados, sino de otros oficiales en la instalación, y ya es un asunto bastante molesto...
- ¡Señor, trato de ser lo más competente posible como usted me lo exigía-...!
Levanta la voz gradualmente.
- ¡YO SÓLO LE EXIGÍ LÍMITES!
Posa fuertemente las manos sobre el escritorio.
Vuelve a su asiento y expresa de manera calmada.
- Su incumplimiento, por más pequeño que paresca es injustificable, especialmente cuando la situación ya está suficientemente-... Tensa, en nuestras propias filas... Me atrevería a decir que comprendo el porqué de sus acciones pero eso sería-...
- Usted no comprende... Lo que yo... Lo que yo hago es porque-...
- SUFICIENTE, no se excuse más... Esto es a lo que sus acciones la han llevado.
Le entrega un documento mientras pasa al lado de ella.
- Una... ¿Transferencia?... NO PUEDE TRANSFERIRME.
El hombre abre la puerta y se retira respondiendo.
- Puedo y lo haré, es la última palabra.
La chica lo sigue y continúa expresando su disconformidad.
- Pero, señor, unos simples incidentes aislados no pueden interferir en mi carrera militar, ¡mi deber es servir directamente a mi país desde el frente!
- Si continúa así, sólo ameritará más ese puesto en la retaguardia... Recapacítelo, es su mejor opción.
- ¿Mi mejor opción? ¿¡Quiere decir que...!? ¿Quiere decir que...? ¿Usted?
Mikhailov se detiene abruptamente.
- No se haga ideas equivocadas, la razón para no expulsarla fue porque sería un desperdicio perder a un soldado con tanta iniciativa, por eso transferirla fue la mejor opción, es todo.
- Señor...
El hombre voltea a observar a la chica con la mirada hacia abajo.
- Por favor, se lo suplico, déjeme... Déjeme cumplir con mi misión, por más insignificante que éste sea... Este trabajo es todo lo que tengo ahora... Este trabajo ahora es mi vida... Si tengo que hacer algo para mantenerlo, le juro que lo haré... Lamento todas mis faltas.
Dice con voz entrecortada y cerca del llanto.
Mikhailov la observa convencido. Toma el documento de las manos de la chica y lo sostiene, rasgándolo en dos frente a ella.
- Espero que esta vez hable con sinceridad.
- ¿Por qué lo hace?
Murmura con voz temblorosa.
- ¿Eh?
- ¿¡POR QUÉ ME CONSIENTE?! ¡NO LO ENTIENDO! DESDE QUE LLEGUÉ AQUÍ SÓLO ME PRESTA ATENCIÓN A MÍ COMO SI FUERA UNA NIÑA ¿EN SERIO SE CREYÓ TODO ESE LLANTO TAN FÁCILMENTE? ¿COMO PUEDE LLAMARSE A SÍ MISMO COMANDANTE Y NO COMPORTARSE COMO UNO?
- ¿Que?
Se hace presa de la confusión y el asombro.
- Todo, todo lo que hace, lo hace consintiéndome, como si se preocupara por mí ¿¡¡POR QUÉ!!? ¿¡¡POR QUÉ LO HACE!!? ¡¡DÍGAMELO!!... ¿O acaso es que?
Avanza lentamente mientras el hombre retrocede hasta pegarse de espaldas a la pared, mientras la jóven lo rodea con sus brazos acercándose a su rostro.
- ¿Acaso es que hay algo más que lo obliga a comportarse así? ¿Al-go más?
Baja la voz gradualmente mientras intenta acercar sus labios a los de Mikhailov.
- Detente.
Declara en voz baja.
- ¿...?
La toma del brazo izquierdo y la aleja.
- ¡¡DETENTE!!
- ¡¿ENTONCES QUE ES?! ¡DÍGAMELO DE UNA VEZ! ¡¿POR QUÉ SE PREOCUPA TANTO POR MÍ?! ¡¿QUE TENGO YO DE ESPECIAL?! ¡¿POR QUÉ QUIERE PROTEGERME?!
- ¡PORQUE NADIE MÁS PUEDE!
La chica se impacta al oírlo.
- Eres sólo una niña inocente, en un mundo de adultos, un mundo cruel y despiadado que no te tendrá misericordia... Al verte, sólo puedo ver a niña en un uniforme, y me siento con la responsabilidad de ponerte a salvo de esta locura, porque en lo que ahora respecta, no hay otra persona que pueda salvarte aquí.
Alisa, con lágrimas en los ojos, intenta responder.
- Usted... Usted me considera... ¿Indefensa?... ¿Cree que no puedo valerme por mi misma? ¿Cree que no sirvo para ser soldado? ¿Es eso?
- Tu, no, no puedes comprenderlo ahora, pero-...
- ¿En verdad cree que soy una niña? ¿QUE NO PUEDO SER UN VERDADERO SOLDADO?
Expresa con enojo.
- Sargento, mis intenciones sólo-...
- SOY UN SOLDADO, Y SI TENGO QUE MORIR DEFENDIENDO MI PATRIA, POR DIOS QUE LO HARÉ.
- ¡¿NO PUEDE ENTENDER QUE ALGUIEN TAN JÓVEN Y SIN PREPARACIÓN NO PUEDE-...?!
El sonido de la alarma retumba en todo el recinto, interrumpiendo la discusión. Afuera, los soldados corrían en diferentes direcciones.
Mikhailov se apresura a mirar por la ventana.
- ¿Que demonios?
La batalla de Altenberg
20 de mayo de 1911
En aquella cálida mañana de mayo, los dados del destino caían en el tablero de la gran guerra.
El ejército vladio comenzó a operar sus planes para una ofensiva, cuyo primer objetivo era capturar Kruzia, para ello, dos fuerzas de gran magnitud fueron enviadas, el 1° ejército, comandado por el General Palrich Kennenrampf, en dirección al oeste en Kalinberg, ciudad de mucho valor estratégico, y el 2° ejército, comandado por el General Andrei Somarnov, el cual debía interceptar a las fuerzas krimenias en dirección al 1° ejército vladio, y así limitar cualquier intento de avance.
El plan parecía impecable, pero no contaban con el enorme inconveniente que significaba la filtración de información. La falta de codificación en sus transmisiones permitió al ejército krimenio enterarse de todos sus planes, y por consecuente, crear tácticas para contrarrestar sus medidas ofensivas. Esta falencia se debía primordialmente a que los vladios habían superado su zona de líneas telegráficas seguras, sumado a su escasez de telegrafistas experimentados y equipos criptográficos, forzándolos a transmitir todos sus mensajes mediante telegrafía sin cables abiertamente, usando códigos de cifrado muy simples, los cuales eran fácilmente interceptados y traducidos por los krimenios. Cada uno de los aspectos de su operación era ya del conocimiento de los generales tras las líneas krimenias.
A la par de la ofensiva vladia, la Operación Fauces del ejército imperial también se desenvolvía con expectativas de éxito.
El 8° ejército krimenio actuaba en Kruzia oriental, mientras que el 12° ejército avanzaba sobre el Barako-tieg, el cual se consideraba un punto muerto hasta ese momento. Dos fracciones del ejército actuando desde áreas muy alejadas uno del otro, pero con un mismo objetivo. Como era predecible, a cada uno se le presentaba un obstáculo, y el del octavo ejército en Kruzia era la intervención vladia desde Altenberg.
El 1° ejército de Kennenrampf avanza hacia el oeste, a Kalinberg, y encuentra poca resistencia al inicio, esto debido a que parte de las tropas krimenias fueron desplazadas al sur, para hacerle frente al 2° ejército de Somarnov. En ese enfrentamiento, la superioridad krimenia se hace notar con creces, logrando detener el avance enemigo, paralizándolos ese mismo día. La escasez de artillería desfavoreció totalmente a los vladios, obligándolos a combatir únicamente con fuerzas de infantería y caballería, mismos que caían bajo el fuego de las ametralladoras. Al final del día, gran parte del ejército de Somarnov es eliminado, y la parte sobreviviente recibe órdenes de retroceder a Altenberg para recuperar fuerzas.
Al día siguiente, y viendo la magnitud de ataque de los krimenios, Somarnov se vió obligado a tomar una muy seria decisión, que ni él mismo esperaba considerar.
21 de mayo de 1911
Base temporal del 2° ejército vladio, Altenberg.
Aún desde la tienda de campaña de los oficiales, el estruendo de los cañones retumbaban con claridad, indicando la cercanía de su enemigo. En el área de radios, los técnicos intentaban establecer comunicación con el 1° ejército, una vez que la estática disminuyera se dispusieron a enviar el mensaje.
"Se le solicita al primer ejército desviar su avance hacia Kalinberg y cambiar la ruta hacia el suroeste en Altenberg para brindar apoyo, la situación no puede ser contenida más tiempo"
El mensaje era repetido unas cinco veces hasta por fín recibir una respuesta.
"Solicitud denegada, no podemos desviarnos de nuestra misión principal, contengan al enemigo lo más que puedan, y una vez que capturemos la ciudad de Kalinberg enviaremos una división para ayudarlos"
El mensaje es oído directamente por Somarnov, quien no puede contener la ira al escuchar el rechazo a su pedido de ayuda.
Toma el radio abruptamente y se comunica con el 1° ejército.
- ¡Kennenrampf, sé que me escuchas obeso bastardo! ¡Desvía tus fuerzas y envíalas al suroeste, no llegarán a Kalinberg! ¡Nos eliminarán a todos si no atacamos desde un sólo punto!
Del otro lado del aparato de comunicación, en la base del 1° ejército, Kennenrampf junto con otros oficiales oyen la petición de Somarnov.
- ¿Señor?
Pregunta uno de los técnicos observando a Kennenrampf. Este sólo murmura.
- Cobardes, si no pueden defender una posición de nuestro territorio no merecen llamarse soldados, son una vergüenza para el ejército.
- ¡¿Me escuchas?! ¡Todos vamos a morir si no envías a tus fuerzas a ayudarnos! ¡Necesitamos que contraataques al enemigo antes de que ocupe más terreno! ¡Kennenrampf! ¡Responde!
Se oye en la radio.
- Desconéctalo.
Expresa Kennenrampf apuntando al aparato.
- Pero, señor.
- HAZLO.
El técnico procede a cumplir la órden.
- A mí no me darás órdenes... CONTINUAREMOS A KALINBERG, Y EL QUE DIGA LO CONTRARIO, QUE ENFRENTE LAS CONSECUENCIAS.
Todos alrededor miran con incomodidad a su general.
En el campamento del 2° ejército, todo sigue igual.
- Señor, perdimos la transmisión.
- ¡Maldición!
Exclama Somarnov, arrojando su sombrero, mientras la frustración y la ira lo invaden en un intento de recuperar la calma.
Tras el fracaso del ataque y con su ejército casi diezmado, su única opción era mantener distancia del enemigo hasta adentrarse en territorio seguro, acción que se tomó al día siguiente. La situación se tornaba precaria para Somarnov, y su única justificación por haber emprendido la retirada se quedaba en una reorganización, sumado a la falta de abastecimiento. Mientras que para Kennenrampf, la situación no era muy diferente, la guarnición krimenia en Kalinberg no sólo repelió su ataque, sino que también consiguió hacerlos retroceder. Ninguna estrategia fue efectiva para el 1° ejército, ya que todos y cada uno de sus mensajes eran interceptados por su enemigo, y una vez caída la noche del veintidós de mayo, las fuerzas de Kennenrampf abandonan el territorio krimenio, adentrándose en el suyo.
La órden protocolar en caso de derrota era regresar a territorio aliado lo antes posible para limitar pérdidas, medida que estaba siendo tomada por ambos ejércitos, pero, debido a ciertas circunstancias, sólo el 1° ejército de Kennenrampf tenía posibilidades de volver a salvo, el 2° ejército de Somarnov no tenía esas chances. A esas alturas, la "saliente volska" estaba a total merced de las tropas krimenias, sin contar con que es el principal blanco de la Operación Fauces. Con ambas divisiones krimenias avanzando desde norte y sur, formando un círculo que se cierra poco a poco, deja a todas las defensas vladias, incluido el 2° ejército, rodeadas y sin probabilidad de escapar.
Ya en el veintitrés de mayo, la operación krimenia de avance estaba completa en un setenta y cinco por ciento. Las defensas en el Barako-tieg fueron aniquiladas, las fuerzas de Kennenrampf en retirada, y el ejército de Somarnov, derrotado, y su única esperanza es un milagro.
La carnicería da comienzo a las tres de la tarde de ese día, al no emitir ningún comunicado de rendición, remanentes del 2° ejército y tropas defensivas en Volska, deciden hacerle frente al asedio krimenio.
El centro de comando se establece en Ozlstein, y organizan precarias tácticas defensivas mientras esperan refuerzos, y es debido a esto que no consideran la rendición.
- Las tropas enemigas se aproximan desde el noreste y el sureste, aunque también se estima que llegarán más desde el norte.
Expone uno de los oficiales vladios. A lo que Somarnov responde.
- Y según información de los observadores, ¿cuáles son las divisiones más numerosas?
- Bueno, comparando a las tropas que llegan desde el este con las que confrontamos en Altenberg, estos últimos son considerablemente más numerosos y mejor equipados.
Expresa con nerviosismo.
Somarnov examina el mapa y señala.
- Nuestras fuerzas podrán contener a las divisiones del norte si llegan antes que los otros, de otro modo tendremos que confrontarlos a todos, pero es un hecho que los refuerzos vendrán y retendrán a las fuerzas enemigas del este, por lo que nuestra única preocupación es la división más fuerte... Eso significa que nuestra prioridad es mantener a raya a los krimenios de aquí, mientras nos ocupamos de quiénes lleguen por aquí.
Expone señalando en el mapa.
- Señor, disculpe lo que tengo que decir, pero, ¿como está seguro de que vendrán refuerzos a ayudarnos? Ya los hemos solicitado varias veces y su respuesta no ha cambiado, de lo contrario, el General Kennenrampf ya hubiera-...
- KENNENRAMPF ES UN IDIOTA, Y SERÁ FUSILADO POR INCOMPETENTE... La verdadera ayuda vendrá de los altos mandos, no abandonarán una división tan valiosa como esta... Sólo tenemos que hacer nuestro trabajo, y exterminar a nuestro enemigo.
Un soldado se presenta apresurado y exclama con agitación.
- GENERAL... El enemigo... Se acerca por el norte.
Una ansiedad espontánea recorre el cuerpo de Somarnov, y con firmeza ordena.
- ¡Que preparen al pelotón de artillería! ¡Mantengan a las fuerzas enemigas a una distancia segura!
- Señor, la mitad de nuestros cañones fueron destruidos en Altenberg, y los que nos quedan están gravemente dañados.
Con expresión de impacto camina lentamente hacia su silla.
- ¿Señor?
Expresa uno de los soldados presentes, mientras el General toma asiento y su frente con la mano izquierda.
- Que el cuarto regimiento apoye al tercero en la entrada de la ciudad, y que el quinto resguarde la zona este.
Ordena sin más mínimo entusiasmo.
- E-entendido, Señor, se lo comunicaré a los comandantes de área.
El soldado se retira, mientras los demás presentes observan al decaído General.
Tan pronto como el sol se posaba en lo más alto de su recorrido, el choque entre ambos ejércitos se produjo irremediablemente. La división krimenia proveniente del norte concentra toda su fuerza en el ataque, golpeando críticamente ambas alas de la formación vladia, causando que sus débiles defensas cedieran ante la embestida.
Tras haber superado con relativa facilidad a la primera línea de defensa, se encuentran con su siguiente obstáculo. Los batallones de infantería vladios del 2° ejército son bien favorecidos por su excelente equipamiento, en esta ocasión con eficientes rifles de combate, francotiradores y armas blancas. La línea de defensa al que ahora se enfrenta el ejército imperial ofrece una mejor pelea que la anterior, demostrando una feroz resistencia.
Aún con el satisfactorio rendimiento en la defensa de la entrada norte, los problemas no cesarían. En las horas de la tarde, vanguardias del fragmentado octavo ejército krimenio y el doceavo llegarían para rematar al mal herido ejército vladio.
Para compensar la débil formación en la entrada este, se repartieron a todas las unidades disponibles y así formar un cerco más fuerte que el del norte, dejándo a este último mucho más vulnerable.
La situación estaba ante los ojos de todos, la victoria era imposible, los refuerzos no vendrán, y los cercos no resistirán mucho tiempo, la batalla es inútil. Pero aún con todo eso, ¿era prematura la rendición?
Los comandantes de área no saben que hacer, y buscan respuestas en su General.
Un soldado vladio accede apresurado a la base de comando.
- NECESITO AL GENERAL SOMARNOV, ES URGENTE.
- TAMBIÉN LLEVÁMOS HORAS BUSCÁNDOLO, NO SABEMOS EN DÓNDE ESTÁ.
Recibe como respuesta.
- ¡AYÚDENME A BUSCARLO!
Todas y cada una de las secciones del 2° ejército se encuentran en desesperación total. Una guerra perdiéndose en las entradas de la ciudad, docenas de hombres muriendo con cada minuto que pasa, y el único líder en el que apuestan su confianza desaparece junto con sus esperanzas.
En la mañana siguiente, la encarnizada batalla llega a su fin, con la rendición del ejército vladio, rodeado por fuerzas krimenias. En un mortal encuentro que se cobró las vidas de setenta y ocho mil soldados vladios, y se llevó prisioneros a noventa y dos mil, mientras que las bajas krimenias se podían contar en menos de veinte mil.
Los resultados de la Operación Fauces fueron más que satisfactorios, no sólo para el ejército imperial oriental, sino para los altos mandos en Harlum, la victoria en Altenberg y Ozlstein significaba un gran triunfo en la campaña del este, lo suficiente como para sacudir a las fuerzas vladias y proporcionarles el miedo que los inspiraría a aceptar la derrota.
En aquella cálida mañana de mayo, los dados del destino caían en el tablero de la gran guerra.
El ejército vladio comenzó a operar sus planes para una ofensiva, cuyo primer objetivo era capturar Kruzia, para ello, dos fuerzas de gran magnitud fueron enviadas, el 1° ejército, comandado por el General Palrich Kennenrampf, en dirección al oeste en Kalinberg, ciudad de mucho valor estratégico, y el 2° ejército, comandado por el General Andrei Somarnov, el cual debía interceptar a las fuerzas krimenias en dirección al 1° ejército vladio, y así limitar cualquier intento de avance.
El plan parecía impecable, pero no contaban con el enorme inconveniente que significaba la filtración de información. La falta de codificación en sus transmisiones permitió al ejército krimenio enterarse de todos sus planes, y por consecuente, crear tácticas para contrarrestar sus medidas ofensivas. Esta falencia se debía primordialmente a que los vladios habían superado su zona de líneas telegráficas seguras, sumado a su escasez de telegrafistas experimentados y equipos criptográficos, forzándolos a transmitir todos sus mensajes mediante telegrafía sin cables abiertamente, usando códigos de cifrado muy simples, los cuales eran fácilmente interceptados y traducidos por los krimenios. Cada uno de los aspectos de su operación era ya del conocimiento de los generales tras las líneas krimenias.
A la par de la ofensiva vladia, la Operación Fauces del ejército imperial también se desenvolvía con expectativas de éxito.
El 8° ejército krimenio actuaba en Kruzia oriental, mientras que el 12° ejército avanzaba sobre el Barako-tieg, el cual se consideraba un punto muerto hasta ese momento. Dos fracciones del ejército actuando desde áreas muy alejadas uno del otro, pero con un mismo objetivo. Como era predecible, a cada uno se le presentaba un obstáculo, y el del octavo ejército en Kruzia era la intervención vladia desde Altenberg.
El 1° ejército de Kennenrampf avanza hacia el oeste, a Kalinberg, y encuentra poca resistencia al inicio, esto debido a que parte de las tropas krimenias fueron desplazadas al sur, para hacerle frente al 2° ejército de Somarnov. En ese enfrentamiento, la superioridad krimenia se hace notar con creces, logrando detener el avance enemigo, paralizándolos ese mismo día. La escasez de artillería desfavoreció totalmente a los vladios, obligándolos a combatir únicamente con fuerzas de infantería y caballería, mismos que caían bajo el fuego de las ametralladoras. Al final del día, gran parte del ejército de Somarnov es eliminado, y la parte sobreviviente recibe órdenes de retroceder a Altenberg para recuperar fuerzas.
Al día siguiente, y viendo la magnitud de ataque de los krimenios, Somarnov se vió obligado a tomar una muy seria decisión, que ni él mismo esperaba considerar.
21 de mayo de 1911
Base temporal del 2° ejército vladio, Altenberg.
Aún desde la tienda de campaña de los oficiales, el estruendo de los cañones retumbaban con claridad, indicando la cercanía de su enemigo. En el área de radios, los técnicos intentaban establecer comunicación con el 1° ejército, una vez que la estática disminuyera se dispusieron a enviar el mensaje.
"Se le solicita al primer ejército desviar su avance hacia Kalinberg y cambiar la ruta hacia el suroeste en Altenberg para brindar apoyo, la situación no puede ser contenida más tiempo"
El mensaje era repetido unas cinco veces hasta por fín recibir una respuesta.
"Solicitud denegada, no podemos desviarnos de nuestra misión principal, contengan al enemigo lo más que puedan, y una vez que capturemos la ciudad de Kalinberg enviaremos una división para ayudarlos"
El mensaje es oído directamente por Somarnov, quien no puede contener la ira al escuchar el rechazo a su pedido de ayuda.
Toma el radio abruptamente y se comunica con el 1° ejército.
- ¡Kennenrampf, sé que me escuchas obeso bastardo! ¡Desvía tus fuerzas y envíalas al suroeste, no llegarán a Kalinberg! ¡Nos eliminarán a todos si no atacamos desde un sólo punto!
Del otro lado del aparato de comunicación, en la base del 1° ejército, Kennenrampf junto con otros oficiales oyen la petición de Somarnov.
- ¿Señor?
Pregunta uno de los técnicos observando a Kennenrampf. Este sólo murmura.
- Cobardes, si no pueden defender una posición de nuestro territorio no merecen llamarse soldados, son una vergüenza para el ejército.
- ¡¿Me escuchas?! ¡Todos vamos a morir si no envías a tus fuerzas a ayudarnos! ¡Necesitamos que contraataques al enemigo antes de que ocupe más terreno! ¡Kennenrampf! ¡Responde!
Se oye en la radio.
- Desconéctalo.
Expresa Kennenrampf apuntando al aparato.
- Pero, señor.
- HAZLO.
El técnico procede a cumplir la órden.
- A mí no me darás órdenes... CONTINUAREMOS A KALINBERG, Y EL QUE DIGA LO CONTRARIO, QUE ENFRENTE LAS CONSECUENCIAS.
Todos alrededor miran con incomodidad a su general.
En el campamento del 2° ejército, todo sigue igual.
- Señor, perdimos la transmisión.
- ¡Maldición!
Exclama Somarnov, arrojando su sombrero, mientras la frustración y la ira lo invaden en un intento de recuperar la calma.
Tras el fracaso del ataque y con su ejército casi diezmado, su única opción era mantener distancia del enemigo hasta adentrarse en territorio seguro, acción que se tomó al día siguiente. La situación se tornaba precaria para Somarnov, y su única justificación por haber emprendido la retirada se quedaba en una reorganización, sumado a la falta de abastecimiento. Mientras que para Kennenrampf, la situación no era muy diferente, la guarnición krimenia en Kalinberg no sólo repelió su ataque, sino que también consiguió hacerlos retroceder. Ninguna estrategia fue efectiva para el 1° ejército, ya que todos y cada uno de sus mensajes eran interceptados por su enemigo, y una vez caída la noche del veintidós de mayo, las fuerzas de Kennenrampf abandonan el territorio krimenio, adentrándose en el suyo.
La órden protocolar en caso de derrota era regresar a territorio aliado lo antes posible para limitar pérdidas, medida que estaba siendo tomada por ambos ejércitos, pero, debido a ciertas circunstancias, sólo el 1° ejército de Kennenrampf tenía posibilidades de volver a salvo, el 2° ejército de Somarnov no tenía esas chances. A esas alturas, la "saliente volska" estaba a total merced de las tropas krimenias, sin contar con que es el principal blanco de la Operación Fauces. Con ambas divisiones krimenias avanzando desde norte y sur, formando un círculo que se cierra poco a poco, deja a todas las defensas vladias, incluido el 2° ejército, rodeadas y sin probabilidad de escapar.
Ya en el veintitrés de mayo, la operación krimenia de avance estaba completa en un setenta y cinco por ciento. Las defensas en el Barako-tieg fueron aniquiladas, las fuerzas de Kennenrampf en retirada, y el ejército de Somarnov, derrotado, y su única esperanza es un milagro.
La carnicería da comienzo a las tres de la tarde de ese día, al no emitir ningún comunicado de rendición, remanentes del 2° ejército y tropas defensivas en Volska, deciden hacerle frente al asedio krimenio.
El centro de comando se establece en Ozlstein, y organizan precarias tácticas defensivas mientras esperan refuerzos, y es debido a esto que no consideran la rendición.
- Las tropas enemigas se aproximan desde el noreste y el sureste, aunque también se estima que llegarán más desde el norte.
Expone uno de los oficiales vladios. A lo que Somarnov responde.
- Y según información de los observadores, ¿cuáles son las divisiones más numerosas?
- Bueno, comparando a las tropas que llegan desde el este con las que confrontamos en Altenberg, estos últimos son considerablemente más numerosos y mejor equipados.
Expresa con nerviosismo.
Somarnov examina el mapa y señala.
- Nuestras fuerzas podrán contener a las divisiones del norte si llegan antes que los otros, de otro modo tendremos que confrontarlos a todos, pero es un hecho que los refuerzos vendrán y retendrán a las fuerzas enemigas del este, por lo que nuestra única preocupación es la división más fuerte... Eso significa que nuestra prioridad es mantener a raya a los krimenios de aquí, mientras nos ocupamos de quiénes lleguen por aquí.
Expone señalando en el mapa.
- Señor, disculpe lo que tengo que decir, pero, ¿como está seguro de que vendrán refuerzos a ayudarnos? Ya los hemos solicitado varias veces y su respuesta no ha cambiado, de lo contrario, el General Kennenrampf ya hubiera-...
- KENNENRAMPF ES UN IDIOTA, Y SERÁ FUSILADO POR INCOMPETENTE... La verdadera ayuda vendrá de los altos mandos, no abandonarán una división tan valiosa como esta... Sólo tenemos que hacer nuestro trabajo, y exterminar a nuestro enemigo.
Un soldado se presenta apresurado y exclama con agitación.
- GENERAL... El enemigo... Se acerca por el norte.
Una ansiedad espontánea recorre el cuerpo de Somarnov, y con firmeza ordena.
- ¡Que preparen al pelotón de artillería! ¡Mantengan a las fuerzas enemigas a una distancia segura!
- Señor, la mitad de nuestros cañones fueron destruidos en Altenberg, y los que nos quedan están gravemente dañados.
Con expresión de impacto camina lentamente hacia su silla.
- ¿Señor?
Expresa uno de los soldados presentes, mientras el General toma asiento y su frente con la mano izquierda.
- Que el cuarto regimiento apoye al tercero en la entrada de la ciudad, y que el quinto resguarde la zona este.
Ordena sin más mínimo entusiasmo.
- E-entendido, Señor, se lo comunicaré a los comandantes de área.
El soldado se retira, mientras los demás presentes observan al decaído General.
Tan pronto como el sol se posaba en lo más alto de su recorrido, el choque entre ambos ejércitos se produjo irremediablemente. La división krimenia proveniente del norte concentra toda su fuerza en el ataque, golpeando críticamente ambas alas de la formación vladia, causando que sus débiles defensas cedieran ante la embestida.
Tras haber superado con relativa facilidad a la primera línea de defensa, se encuentran con su siguiente obstáculo. Los batallones de infantería vladios del 2° ejército son bien favorecidos por su excelente equipamiento, en esta ocasión con eficientes rifles de combate, francotiradores y armas blancas. La línea de defensa al que ahora se enfrenta el ejército imperial ofrece una mejor pelea que la anterior, demostrando una feroz resistencia.
Aún con el satisfactorio rendimiento en la defensa de la entrada norte, los problemas no cesarían. En las horas de la tarde, vanguardias del fragmentado octavo ejército krimenio y el doceavo llegarían para rematar al mal herido ejército vladio.
Para compensar la débil formación en la entrada este, se repartieron a todas las unidades disponibles y así formar un cerco más fuerte que el del norte, dejándo a este último mucho más vulnerable.
La situación estaba ante los ojos de todos, la victoria era imposible, los refuerzos no vendrán, y los cercos no resistirán mucho tiempo, la batalla es inútil. Pero aún con todo eso, ¿era prematura la rendición?
Los comandantes de área no saben que hacer, y buscan respuestas en su General.
Un soldado vladio accede apresurado a la base de comando.
- NECESITO AL GENERAL SOMARNOV, ES URGENTE.
- TAMBIÉN LLEVÁMOS HORAS BUSCÁNDOLO, NO SABEMOS EN DÓNDE ESTÁ.
Recibe como respuesta.
- ¡AYÚDENME A BUSCARLO!
Todas y cada una de las secciones del 2° ejército se encuentran en desesperación total. Una guerra perdiéndose en las entradas de la ciudad, docenas de hombres muriendo con cada minuto que pasa, y el único líder en el que apuestan su confianza desaparece junto con sus esperanzas.
En la mañana siguiente, la encarnizada batalla llega a su fin, con la rendición del ejército vladio, rodeado por fuerzas krimenias. En un mortal encuentro que se cobró las vidas de setenta y ocho mil soldados vladios, y se llevó prisioneros a noventa y dos mil, mientras que las bajas krimenias se podían contar en menos de veinte mil.
Los resultados de la Operación Fauces fueron más que satisfactorios, no sólo para el ejército imperial oriental, sino para los altos mandos en Harlum, la victoria en Altenberg y Ozlstein significaba un gran triunfo en la campaña del este, lo suficiente como para sacudir a las fuerzas vladias y proporcionarles el miedo que los inspiraría a aceptar la derrota.
Los genios militares de Herskauff y Dragunov habían hecho de esa batalla decisiva una hazaña que permanecería en los libros de historia por generaciones, y con el esfuerzo dado era predecible la mesura de la recompensa, pues la respuesta de su enemigo no fue tardía. Las reacciones sobre los últimos movimientos no se hicieron esperar, y las reorganizaciones de emergencia se hicieron presentes a velocidades impensables. Mientras tanto, Krimenia se regocijaba en su victoria, la ocupación total de Volska estaba asegurada, y era una señal de lo cerca que se encontraban de un triunfo total. Esta vez el avance era en línea recta y con la mirada en alto.
Finale
20 de mayo de 1911
OPERACIÓN FAUCES, FASE 2
Frente del Barako-tieg
En las instalaciones militares de la tercera línea se sentía un estruendo terriblemente cerca, lo inesperado caía irremediablemente.
La alarma daba indicios de un acontecimiento de extrema urgencia, la movilización se hizo constante en el entorno.
El Coronel Mikhailov, comandante de la sección, buscaba impaciente una respuesta a la situación, dirigiéndose al exterior del edificio, abriéndose paso en donde los soldados corrían en diferentes direcciones, detrás de él, lo seguía la Sargento Antonova con curiosidad. Finalmente se encuentra con un subordinado al que le exige explicaciones.
- ¡Teniente Coronel Ivanov! ¡¿Se puede saber que demonios está sucediendo?!
Exclama entre los ruidos de alrededor.
- ¡Los krimenios, Señor! ¡Cruzaron el río!
- ¡¿Qué?!
- ¡No sólo eso! ¡Atravesaron la primera línea de defensa hace menos de una hora! ¡La segunda línea los está confrontando en este momento, y nos ordenaron permanecer en posición de defensa!
- ¡ESO ES UNA MALDITA LOCURA, ¿COMO ATRAVESARON LA PRIMERA LÍNEA EN MENOS DE UNA HORA?!
- ¡No lo sé, Señor!
Mikhailov se toma de la boca y la barbilla para pensar y ordena.
- ¡Alista a los batallones de artillería, a todos! ¡Los quiero en sus posiciones lo antes posible y que disparen a todo lo que intente acercarse, no me importa si es una ardilla o un ave, nadie pasará nuestras líneas!
- ¡Entendido, Señor!
- ¡Quiero a todas las unidades de infantería en posiciones de defensa, nidos de ametralladoras, observadores, granaderos, a todos! ¡Y establece comunicación con el mando del frente, informenles de todo!
- ¡Sí, Señor!
El oficial se retira a toda velocidad.
La chica se acerca al Coronel y le solicita órdenes.
- ¡Señor! ¡¿Que quiere que haga?!
El hombre voltea y contesta titubeando.
- Usted... Ponga a sus hombres a resguardar la instalación principal, quédese y diriga la vigilancia desde el edificio.
La suboficial retira su mano del brazo de su comandante, y responde.
- Otra vez intenta ponerme a salvo... ¡¿Acaso no lo entiende?! ¡Puedo-...! ¡Podemos ayudar a defender nuestra posición desde el frente! ¡Sólo deme una oportunidad y se lo demostraré!
- ¡SARGENTO! ¡NO HAY TIEMPO PARA ESTO! ¡¡OBEDEZCA MIS ÓRDENES Y RETÍRESE!!
Exclama con ira y apuntando hacia las instalaciones.
- Entendido...
El desconcertado comandante dirige nuevamente su atención a los asuntos actuales, y se dirige a su puesto de mando en las instalaciones.
La conocida como "Fase 2" de la Operación Fauces, involucraba al avance del doceavo ejército krimenio hacia territorio vladio sobre el Barako-tieg, que por mucho tiempo se consideró un punto muerto y sin interés estratégico, no es sino hasta este momento en donde se decidió hacer uso del factor sorpresa para sobrepasar las barreras vladias sin complicaciones, aprovechando la disminución de tropas enviadas a esa zona. Teniendo una menor cantidad de fuerzas protegiendo la frontera, el ejército eslavo era suceptible a ser atacado por ese lado, y no sólo con motivos de intimidación, sino para algo más grande.
El plan en la Fase 2 contemplaba un duro ataque a las defensas vladias, que consistían en tres líneas, una vez atravesadas se produce el avance hacia el noreste, en dirección al punto de encuentro con el octavo ejército, y así concretar la operación de rodear a todas las fuerzas vladias en el frente.
Ésta fase de la operación también contaba con potenciales obstáculos, no tan grandes como las del octavo ejército en Kruzia, pero si tan significativos como para causar retrasos en el desarrollo del plan.
Los puestos de tercera línea, los últimos bastiones de la defensa vladia, de los cuales se estiman que poseen el doble de recursos que los de primera línea, tales como artillería, municiones, vehículos, y toneladas de raciones, esto debido a que se encuentran a un tiro de piedra de las estaciones ferroviarias, y son los primeros lugares a donde llegan dichos recursos. También son poseedores de grandes almacenes, en donde se resguarda gran cantidad de estos recursos. Es por eso que la defensa de estos puestos debe ser feroz, ya que contienen todo lo que necesita un soldado para subsistir en el frente de batalla.
Inesperadamente para los defensores, la segunda línea había sido derrotada, y las unidades supervivientes de esta se retiraron hacia la retaguardia, formando así una férrea resistencia junto con sus hermanos de armas de la tercera línea.
Al llegar al último bastión, el ejército imperial encontró un duro obstáculo, pues los bien posicionados cañones vladios impedían un asedio terrestre, y la operación no contemplaba refuerzos aéreos, la opción más sensata era asumir la situación y adaptarse a ella.
La artillería de largo alcance tenía más posibilidades de abrir camino y así continuar con el plan, los bombardeos mutuos continuaron por toda la noche, ninguno de los ejércitos se atrevió a abandonar su posición durante los estallidos y se mantenían a la espera de alguna señal de avance. Una situación extrañamente similar a la del frente occidental.
Los continuos ataques a distancia rindieron frutos para el ejército krimenio, ya para la madrugada del veintiuno de mayo, al menos un cuarto de los cañones enemigos habían sido destruidos, lo que era la oportunidad perfecta para desplegar tropas de infantería e iniciar el ataque. La noticia fue enviada a los mandos del doceavo ejército en la retaguardia a espera de ser aprobada, y tan sólo un par de horas después, a las cinco de la mañana, la órden fue remitida. La mañana caía lentamente, a la par de un rocío matutino que humedecía las improvisadas trincheras krimenias. Ya se había identificado el punto vulnerable en donde era preciso atacar, el fuego de los cañones enemigos ya no cubría esa zona, y sólo la infantería estaba para protegerla. Era hora de actuar
El arriesgado plan hizo honor de su descripción, la carga krimenia se levantó con fuerza y cruzó hasta las líneas vladias, a costa de numerosas bajas por disparos de ametralladoras y rifles. La verdadera matanza comenzó, y tomó lugar en las trincheras que rodeaban a los muros del fuerte vladio en la tercera línea de defensa, se jugaba el destino de ambos ejércitos como en una ruleta.
En el salón de comunicaciones de las instalaciones vladias, las transmisiones de mensajes inundaban por completo el ambiente, mientras el comandante atendía cada información actualizada de la situación en los muros.
- Coronel, tenemos información del segundo ejército en Volska, parece que se están retirando de Altenberg.
Informa uno de los técnicos.
- ¿Tienen idea de quién es su comandante?
Pregunta el superior.
- Según informes, eehhh, se trata del General Somarnov... Su ejército junto con el del General Kennenrampf intentaban tomar Kalinberg, pero no lo lograron.
- ¿El General Somarnov? ¿Por qué se retira?... Espera, ¿Krimenia está moviendo sus ejércitos simultáneamente? ¿Que traman?
Cuestiona con extrañeza.
- No lo sé, señor, es toda la información que recibimos.
- Debe tratarse de algún plan en conjunto.
Susurra para sí mismo.
OPERACIÓN FAUCES, FASE 2
Frente del Barako-tieg
En las instalaciones militares de la tercera línea se sentía un estruendo terriblemente cerca, lo inesperado caía irremediablemente.
La alarma daba indicios de un acontecimiento de extrema urgencia, la movilización se hizo constante en el entorno.
El Coronel Mikhailov, comandante de la sección, buscaba impaciente una respuesta a la situación, dirigiéndose al exterior del edificio, abriéndose paso en donde los soldados corrían en diferentes direcciones, detrás de él, lo seguía la Sargento Antonova con curiosidad. Finalmente se encuentra con un subordinado al que le exige explicaciones.
- ¡Teniente Coronel Ivanov! ¡¿Se puede saber que demonios está sucediendo?!
Exclama entre los ruidos de alrededor.
- ¡Los krimenios, Señor! ¡Cruzaron el río!
- ¡¿Qué?!
- ¡No sólo eso! ¡Atravesaron la primera línea de defensa hace menos de una hora! ¡La segunda línea los está confrontando en este momento, y nos ordenaron permanecer en posición de defensa!
- ¡ESO ES UNA MALDITA LOCURA, ¿COMO ATRAVESARON LA PRIMERA LÍNEA EN MENOS DE UNA HORA?!
- ¡No lo sé, Señor!
Mikhailov se toma de la boca y la barbilla para pensar y ordena.
- ¡Alista a los batallones de artillería, a todos! ¡Los quiero en sus posiciones lo antes posible y que disparen a todo lo que intente acercarse, no me importa si es una ardilla o un ave, nadie pasará nuestras líneas!
- ¡Entendido, Señor!
- ¡Quiero a todas las unidades de infantería en posiciones de defensa, nidos de ametralladoras, observadores, granaderos, a todos! ¡Y establece comunicación con el mando del frente, informenles de todo!
- ¡Sí, Señor!
El oficial se retira a toda velocidad.
La chica se acerca al Coronel y le solicita órdenes.
- ¡Señor! ¡¿Que quiere que haga?!
El hombre voltea y contesta titubeando.
- Usted... Ponga a sus hombres a resguardar la instalación principal, quédese y diriga la vigilancia desde el edificio.
La suboficial retira su mano del brazo de su comandante, y responde.
- Otra vez intenta ponerme a salvo... ¡¿Acaso no lo entiende?! ¡Puedo-...! ¡Podemos ayudar a defender nuestra posición desde el frente! ¡Sólo deme una oportunidad y se lo demostraré!
- ¡SARGENTO! ¡NO HAY TIEMPO PARA ESTO! ¡¡OBEDEZCA MIS ÓRDENES Y RETÍRESE!!
Exclama con ira y apuntando hacia las instalaciones.
- Entendido...
El desconcertado comandante dirige nuevamente su atención a los asuntos actuales, y se dirige a su puesto de mando en las instalaciones.
La conocida como "Fase 2" de la Operación Fauces, involucraba al avance del doceavo ejército krimenio hacia territorio vladio sobre el Barako-tieg, que por mucho tiempo se consideró un punto muerto y sin interés estratégico, no es sino hasta este momento en donde se decidió hacer uso del factor sorpresa para sobrepasar las barreras vladias sin complicaciones, aprovechando la disminución de tropas enviadas a esa zona. Teniendo una menor cantidad de fuerzas protegiendo la frontera, el ejército eslavo era suceptible a ser atacado por ese lado, y no sólo con motivos de intimidación, sino para algo más grande.
El plan en la Fase 2 contemplaba un duro ataque a las defensas vladias, que consistían en tres líneas, una vez atravesadas se produce el avance hacia el noreste, en dirección al punto de encuentro con el octavo ejército, y así concretar la operación de rodear a todas las fuerzas vladias en el frente.
Ésta fase de la operación también contaba con potenciales obstáculos, no tan grandes como las del octavo ejército en Kruzia, pero si tan significativos como para causar retrasos en el desarrollo del plan.
Los puestos de tercera línea, los últimos bastiones de la defensa vladia, de los cuales se estiman que poseen el doble de recursos que los de primera línea, tales como artillería, municiones, vehículos, y toneladas de raciones, esto debido a que se encuentran a un tiro de piedra de las estaciones ferroviarias, y son los primeros lugares a donde llegan dichos recursos. También son poseedores de grandes almacenes, en donde se resguarda gran cantidad de estos recursos. Es por eso que la defensa de estos puestos debe ser feroz, ya que contienen todo lo que necesita un soldado para subsistir en el frente de batalla.
Inesperadamente para los defensores, la segunda línea había sido derrotada, y las unidades supervivientes de esta se retiraron hacia la retaguardia, formando así una férrea resistencia junto con sus hermanos de armas de la tercera línea.
Al llegar al último bastión, el ejército imperial encontró un duro obstáculo, pues los bien posicionados cañones vladios impedían un asedio terrestre, y la operación no contemplaba refuerzos aéreos, la opción más sensata era asumir la situación y adaptarse a ella.
La artillería de largo alcance tenía más posibilidades de abrir camino y así continuar con el plan, los bombardeos mutuos continuaron por toda la noche, ninguno de los ejércitos se atrevió a abandonar su posición durante los estallidos y se mantenían a la espera de alguna señal de avance. Una situación extrañamente similar a la del frente occidental.
Los continuos ataques a distancia rindieron frutos para el ejército krimenio, ya para la madrugada del veintiuno de mayo, al menos un cuarto de los cañones enemigos habían sido destruidos, lo que era la oportunidad perfecta para desplegar tropas de infantería e iniciar el ataque. La noticia fue enviada a los mandos del doceavo ejército en la retaguardia a espera de ser aprobada, y tan sólo un par de horas después, a las cinco de la mañana, la órden fue remitida. La mañana caía lentamente, a la par de un rocío matutino que humedecía las improvisadas trincheras krimenias. Ya se había identificado el punto vulnerable en donde era preciso atacar, el fuego de los cañones enemigos ya no cubría esa zona, y sólo la infantería estaba para protegerla. Era hora de actuar
El arriesgado plan hizo honor de su descripción, la carga krimenia se levantó con fuerza y cruzó hasta las líneas vladias, a costa de numerosas bajas por disparos de ametralladoras y rifles. La verdadera matanza comenzó, y tomó lugar en las trincheras que rodeaban a los muros del fuerte vladio en la tercera línea de defensa, se jugaba el destino de ambos ejércitos como en una ruleta.
En el salón de comunicaciones de las instalaciones vladias, las transmisiones de mensajes inundaban por completo el ambiente, mientras el comandante atendía cada información actualizada de la situación en los muros.
- Coronel, tenemos información del segundo ejército en Volska, parece que se están retirando de Altenberg.
Informa uno de los técnicos.
- ¿Tienen idea de quién es su comandante?
Pregunta el superior.
- Según informes, eehhh, se trata del General Somarnov... Su ejército junto con el del General Kennenrampf intentaban tomar Kalinberg, pero no lo lograron.
- ¿El General Somarnov? ¿Por qué se retira?... Espera, ¿Krimenia está moviendo sus ejércitos simultáneamente? ¿Que traman?
Cuestiona con extrañeza.
- No lo sé, señor, es toda la información que recibimos.
- Debe tratarse de algún plan en conjunto.
Susurra para sí mismo.
- Lo que sea que estén planeando no dejaremos que ocurra, no pasarán de aquí.
Completa.
Un oficial de acerca a él.
- Señor, ya tenemos el cargamento de municiones en la estación, están a la espera de ser descargados.
- Necesitamos esas municiones lo antes posible, bajen todo el cargamento, que no quede nada.
- Estamos muy cortos de personal, tendremos que pedírselo al pelotón de seguridad, son los únicos que no están combatiendo en estos momentos.
- Adelante...
Contesta Mikhailov, y al dar la vuelta lo detiene un breve presentimiento. Mientras el oficial iba de salida, el comandante lo sobrepasa y llega antes a la puerta para encontrarse con dos guardias en el pasillo.
El hombre les pregunta con curiosidad.
- ¿Alguno de ustedes vió a la Sargento Antonova?
- Estaba aquí hace un momento, Señor, pero se retiró hace unos minutos.
Contesta uno de ellos.
- ¿Dijo a dónde iba?
- No, Señor, tomó su arma y se fue.
- Llevaba bastante rato pensando en esa esquina.
Complementa el segundo.
El Teniente Coronel Ivanov observa a Mikhailov como si predigera sus acciones, y termina viéndolo marcharse con prisa.
Este lo sigue e intenta hacerlo entrar en razón.
- Señor, con todo respeto-...
Una explosión que estremece levemente el edificio lo interrumpe, y al terminar esta, reitera su objeción.
- Con todo respeto no es algo a lo que deba darle tanta atención, es un soldado como cualquier otro, ¡haciendo lo que cualquier otro haría! No entiendo para nada su actuar...
El comandante detiene su paso para pensar la situación. Con una voz que demostraba confusión, expresa.
- En este momento no es la lógica lo que promueve mis acciones, y soy totalmente consciente de ello...
Un relativo silencio acompañado de explosiones del exterior divide a ambos soldados. Ivanov mira con extrañeza a su comandante, no es el mismo hombre que había conocido antes.
Mikhailov observa por la ventana, y entre el exaltado grupo de diferentes soldados en tierra, distingue una silueta alejándose, con un arma a sus espaldas y dirigiéndose al acceso principal de las instalaciones, camino al frente de batalla. En donde la luz ciega todo razonamiento y solo enseña lo que es conocido, es donde su prueba inicia, en donde el fuego amenaza lo que el ve y no es.
Instantáneamente reacciona y desciende hasta la salida del edificio, con el oficial aun detrás suyo.
- ¡SEÑOR!
Corriendo como si el tiempo empujara sus pasos a contracorriente, dirige su atención a la lejana chica, cruzando el acceso, en donde se concentra toda la presión.
En el exterior de los muros de las instalaciones, se encuentran una red de trincheras en donde están apostadas todas las principales defensas, Alisa llega hasta el lugar con la esperanza de poder brindar un servicio que signifique algo realmente, aportar su apoyo al cambio, y honrar su oficio, hacer lo que un ciudadano debe hacer cuando su patria se encuentra en peligro, defender todo lo que signifique algo para ella.
- ¡LOS KRIMENIOS HAN DESTRUIDO MAS DE LA MITAD DE NUESTROS CAÑONES! ¡SÓLO ES CUESTIÓN DE TIEMPO PARA QUE EMPIECEN A AVANZAR!
Informa un soldado a su superior en las trincheras.
- ¡Y SUS BOMBARDEOS AÚN SON CONSTANTES! ¡NO PERMITAN QUE SE ACERQUEN HASTA AQUÍ! ¡SI ASOMAN LA CABEZA DESDE SUS TRINCHERAS VUELENSELA, PERO NO PERMITAN QUE AVANCEN!
- SÍ, SEÑOR.
Mientras más se acercaba al límite, mas estruendosas eran las explosiones, la artillería krimenia atacaba con toda su furia a las debilitadas defensas vladias. Finalmente llega a la primera línea, desde donde es visible la posición enemiga. Toma aire y prepara su arma, apunta e intenta encontrar un blanco potencial, pero la cantidad de polvo levantado por las explosiones lo dificulta por completo.
- Es lo que debo hacer.
Susurra.
Repentinamente y de manera inesperada, es tomada del brazo por su comandante y suelta el rifle que cae al suelo.
- ¿¡QUE DEMONIOS CREE QUE HACE!?
Una explosión bastante cercana empuja a ambos y caen. La chica observa con frustración al comandante, y exclama con amargura.
- ¿¡QUE ACASO NO ENTIENDE!? ¡PUEDO HACER FRENTE AL ENEMIGO, SIN IMPORTAR LO QUE USTED DIGA! ¡YO MISMA ABATIRÉ A TODOS Y CADA UNO DE LOS QUE SE ME ATRAVIESEN, TAL Y COMO LO HARÍA MI PADRE!
Aún con el estruendoso ambiente, Mikhailov contesta desde el suelo.
- ¡NO DIGA TONTERÍAS, SU POSICIÓN NO ES AQUÍ! ¡SI QUIERE HONRAR SU TRABAJO CUMPLA CON ÉL COMO SE DEBE!.... USTED... ¡USTED NO TIENE POR QUÉ TOMAR EL MISMO RUMBO QUE SU PADRE! ¡LO QUE ÉL HUBIERA QUERIDO ES QUE PERMANEZCA A SALVO! ¡ES USTED LA QUE NO ENTIENDE!
Con un eco de epifanía, las palabras del hombre atraviesan el corazón de la jóven, quién desciende la mirada, para quebrar su voz en una pobre respuesta.
- Yo... Yo solo quería...
Mikhailov se levanta del suelo e intenta darle la mano para resguardarla del lugar. En el momento, se oyen los silbatos de avance del ejército krimenio del otro lado de la zona de bombardeo, sonido que hace reaccionar a Alisa. La ira corrompe totalmente su alma, cegandola con odio y deseos de venganza, a raiz de las emociones que despiertan el doloroso recuerdo de su pérdida, en sus ojos se reflejaba la transformación completa, lo que significaba la permanente desaparición de su inocencia.
En ese insignificante cuarto de segundo, Mikhailov ve desaparecer a la jóven sensible y sencilla que intentaba proteger.
Haciendo uso de la culata del rifle, Alisa golpea a su comandante en el abdomen, provocando que este regrese al suelo.
Con el fuego aún llameando en sus ojos, sale de la trinchera en dirección al enemigo, y de extremo a extremo, sólo puede ver una ola humana de destrucción dirigiéndose hacia ella.
Hoy vengaré tu muerte, padre.
Sonríe con satisfacción anticipada y sed de sangre en su rostro.
Un disparo, que logra dar a uno; otro disparo, que hiere y tumba a otro; el tercer disparo sólo le da al aire, y ella procede a recargar.
Mikhailov se levanta, y teniéndola en frente, grita con todas sus fuerzas.
- ¡¡¡DETENTE!!!
En ese momento, todo lo mortal se vuelve ajeno, y como si nada fuera real, la chica vuelve a tener control de su ser, la panorámica de su alrededor es todo lo opuesto a lo que alguien querría, lo suficiente como para desear ser un niño de vuelta, el frío del temor escala desde sus pies hasta la cabeza, mientras la realidad la golpea en la cara, voltea la mirada hacia lo único que reconoce como seguro para ella misma y observa a Mikhailov, su mirada expresa el miedo en su máximo esplendor, como una niña asustada cerca de las lágrimas, tantas emociones en un sólo rostro, arrepentimiento, horror, vergüenza, miedo, lo suficientemente penetrante como para llegar hasta el hombre.
Ese breve contacto visual y conexión de emociones, es brutalmente finalizado por la explosión de un proyectil de artillería que cae justo al lado de la desafortunada jóven y hace volar por los aires a su comandante, en un crescendo tan alto que estremece hasta al más distraído, en un clímax que anuncia su final ni más ni menos que de manera inesperada.
Todo en una tonalidad oscura indica de manera sutil la verdadera naturaleza de su destino, mientras el choque continúa.
...
Sin ninguna cognición del tiempo, el hombre despierta de su letargo.
Mikhailov abre lentamente sus ojos, sólo para encontrarse en una sala médica, rodeado de incontables heridos, soldados gimiendo de dolor, aferrándose a la vida. Cuando parece recuperar la conciencia, uno de los doctores se acerca con prisa.
- Coronel... ¿Que tal se siente?... ¿Le duele algo?... ¿Puede hablar?
El confundido oficial se toma su tiempo para contestar las preguntas, y lo dejan descansando. Horas después, tras haber recuperado la conciencia por completo, es visitado por el Teniente Coronel Ivanov, quien lo encuentra con el torso, la frente y el brazo izquierdo vendados.
- Es una verdadera fortuna encontrarlo en una pieza, o casi.
- Dos costillas fracturadas, un hombro dislocado, y una jaqueca infernal... Se ve que no le agrado ni a Dios ni a la muerte.
Ivanov ríe levemente por el comentario.
- ¿Cuántos días llevo aquí?
Pregunta Mikhailov.
- Dos días... Estuve comandando a las fuerzas durante su ausencia... No pude hacer mucho.
- Sé que esto no es la base... ¿En dónde estamos?... ¿Que pasó en la batalla?
Ivanov desvía la mirada y contesta avergonzado.
- Perdimos... Los krimenios tomaron la base... Evacuamos a todos los que pudimos, incluso a los heridos... Pero ya nada se pudo hacer... El mando nos ordenó retirarnos, estamos en Ardlev, demasiado lejos del frente actual.
- ¿Ardlev?...
Se toma de la cabeza con dolor.
- Así es... Y según tengo contabilizado, sólo sobrevivió el treinta por ciento... Los demás, están muertos o prisioneros.
Expresa con los brazos cruzados y caminando al rededor de la cama del herido oficial.
- Teniente Coronel... ¿En dónde está?
Ivanov detiene su paso y congela su expresión.
- ¿En dónde está ella?
Reitera Mikhailov.
- ¿Puede moverse?
Pregunta el subordinado, mientras el Coronel se levanta y se coloca la camisa.
- Por supuesto.
- ... Sígame.
Expresa con duda.
Ivanov lo guía hasta una de las tiendas de los heridos, abre las telas y señala una cama del fondo, él permanece en la entrada, y Mikhailov se dirige hasta la cama con una sábana encima.
Con fuertes pulsaciones en su pecho y temblor en su mano derecha, retira la sábana, y encuentra lo que le era anticipado. Su cuerpo calcinado en gran medida y con el rostro apenas reconocible, resultado de su trágico final. La escena horroriza profundamente a Mikhailov, y contiene con fuerza sus emociones, mientras vuelve a tapar el cuerpo. Se inclina hacia adelante mientras exhala intentando asimilarlo. Vuelve a erguirse, y con su mano derecha toca la frente de la chica cubierta por las sábanas en forma de despedida.
Saliendo de la tienda se detiene a un lado de Ivanov sin mirarlo, mientras este, recostado por un poste, declara.
- Su muerte fue de lo mas estupido, ni siquiera quienes se encontraban en primera línea expondrían tan inconscientemente sus vidas... Su comportamiento desde el principio no fue la de un soldado ideal.
- Sí, lo sé.
Contesta sin entusiasmo.
- Usted tampoco lo fue... Su comportamiento, y su inadecuado trato hacia ella no cuadran con un oficial de su posición... No importa lo que tenga que decir, tendré que reportar sus últimas acciones.
- ... Esperaba que lo hicieras.
Responde y se retira.
No sé que responder, no sé como excusarme, no cargo con ninguna culpa, y aún así, es extraño sentirse adolorido, ya no importa ahora, no debería preocuparme.
24 de mayo de 1911
Guarnición de Ardlev, sala de comandos.
- Desafortunadamente, nuestras fuerzas en Volska han sido derrotadas.
- ¿Como? ¿Toda la fuerza?
- Lo último que quedaba del segundo ejército fue rodeado en Ozlstein y posiblemente abatido por el ejército krimenio, desconocemos si hay o no supervivientes.
- ¿Y que hay de las fuerzas del General Kennenrampf?
- Sufrieron bajas pero lograron huir a tiempo, se encuentran en Ozardyan en este momento.
- Entonces, el General Somarnov y todos sus oficiales ¿han sido capturados?
- Según las últimas transmisiones de radio, el General Somarnov desapareció en medio de la batalla, no hay ninguna noticia de su paradero, y el ejército krimenio no ha pronunciado nada al respecto.
- ¿Que habrá sucedido con el General Somarnov?
...
Durante el fulgor de la batalla, frente a un fracaso inminente y acarreando un enorme orgullo, da pasos certeros hacia ningún lado en específico.
- NECESITO AL GENERAL SOMARNOV, ES URGENTE.
- TAMBIÉN LLEVÁMOS HORAS BUSCÁNDOLO, NO SABEMOS EN DÓNDE ESTÁ.
- ¡AYÚDENME A BUSCARLO!
Lejos de su verdadero lugar, caminando en una pradera silenciosa, atormentado por las futuras opiniones hacia su persona, oye con claridad los resultados de su derrota.
"Es una vergüenza para la nación"
"¿Que pasó con todo su prestigio y talento?"
"Que incompetente"
"¿Como pudo fallar en algo tan importante?"
"El General Kennenrampf tenía razón sobre él"
"¿Tiene algo que decir en su defensa, General?"
Cae de rodillas al suelo con un grito de frustración, mientras una anticipada gota de lluvia moja su frente, y gentilmente caen las demás sin demora alguna.
Su vergüenza era inconmensurable, y su frustración una pesada cruz.
"¿Tiene algo que decir en su defensa, General?"
En su mente, no tenía ninguna respuesta para el Zar. Sabía que su reputación estaría manchada permanentemente, y la desesperación lo asfixiaba sin piedad. Su fracaso condenaría a la nación, era de lo que estaba seguro.
Con un dolor agobiante en su pecho, toma su revólver. Una mezcla de rencor, odio, temor y deshonra se apoderan de él completamente. Coloca el revólver suavemente a un costado de su cabeza. Las lágrimas confundidas con gotas de lluvia recorren su rostro, una expresión de tristeza pura con la mandíbula temblorosa y pesadez en todo su cuerpo. Convencido de la única salida, oprime lentamente del gatillo, dejando que todo el dolor se desvanezca en una fugaz acción, evitando así las consecuencias de todo lo sucedido. En su boca jamás estuvo la palabra "rendición", y la humillación jamás seria parte de él en vida.
...
Nuevamente en el presente.
- ¿Está muerto?
Pregunta Mikhailov con sorpresa.
- Así es, encontraron su cuerpo a las orillas de un riachuelo en las afueras de Ozlstein, se dió un tiro en la cabeza horas antes de que su ejército fuera derrotado por los krimenios.
Declara Ivanov.
- Aún así no puedo creerlo... Todo esto, parece una pesadilla.
Responde el comandante observando su mano.
- Prefirió la muerte a la humillación pública, se ve que tomaba muy enserio su honor como soldado.
Comenta el Teniente Coronel, con la mirada hacia el cielo.
- Todas las tropas en el frente, el primer ejército, el segundo, el tercero, todos, ¿todos fueron eliminados?
Pregunta el joven oficial.
- Aniquilados, capturados, y algunos desertaron, se podría decir que el ejército krimenio tiene el paso totalmente libre, no queda nadie que pueda defender las provincias, un despliegue desde la capital sería inútil, el estado de las tropas es paupérrimo... Sólo quedan algunas fuerzas disponibles, y el alto mando está considerando la reorganización.
Expone el Coronel.
- Ya veo... La situación si que es una auténtica mierda.
- Totalmente.
- ¿Y que hay de nosotros?
- ¿Nosotros?... Hah... Varados en una posición totalmente inútil, no somos los suficientes como ser enviados a Ozardyan a tratar de contener al enemigo, en lo que nos concierne, seguiremos esperando órdenes... Antes pensaba que la estupidez de nuestros superiores nos haría perder la guerra, ahora estoy seguro... Ojalá fuera religioso, así tendría a alguien a quién rezarle en estos momentos.
Ivanov exhala con pesimismo, Mikhailov palmea su espalda en modo de consolación y se retira del lugar.
Quisiera pensar que no es el fin.
Decker Wolf
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